Thursday, August 30, 2007

Tai Chi

El otro día noté que hay distintas formas de reaccionar en los medios de transporte público.
En los subtes demasiado completos, me estaba pasando muy seguido la siguiente situación:
Con cuidado de molestar lo menos posible, consigo ubicarme con los pies en una postura equilibrada (porque generalmente es difícil conseguir de donde agarrarse).
Pero muy a menudo me pasa que el tipo de al lado me toma como punto de apoyo. Es decir, en cada frenazo, en lugar de tratar de mantener el equilibrio, deja fluir su peso sobre mí sin ningún reparo, y me veo obligado a redoblar las fuerzas para soportar mi masa y la ajena (en este trabajo, la postura Ma-Bu elevada, con los pies enraizados es muy sólida).
Luego de meditar un poco, y molesto ante la falta de escrúpulos de estos tipos, empecé a aplicar otro concepto: En lugar de oponer fuerza contra fuerza (hombro con hombro), cuando el tipo se deja caer encima mío, giro levemente la cadera y el torso, y me dedico a absorver su movimiento y generar un vacío donde este "oponente" esperaba un punto de apoyo ¡¡Tienen que ver como los tipos empiezan a manotear desesperadamente buscando un pasamanos, porque ven que se van al piso!!

Otra más:

Ayer, después de la práctica, me fui para casa.
Al llegar a la puerta, con bastante cansancio encima, también con mucho frío y ansiando una buena ducha caliente, me puse a buscar las llaves y no las encontré. Ahí me di cuenta que las había dejado en el trabajo.
Por suerte tengo una copia en casa de unos amigos (para casos como estos).
Ya era tarde, hacía mucho frío y lo único que quería era llegar a casa y yo estaba ahí, en la puerta, asumiendo que iba a tener que comenzar un viaje de una hora y media (en subte y colectivo) para ir a buscar esa copia.
Un percance normal, sin ninguna implicancia de gravedad.
Lo extraño del asunto fue que simplemente pensé "Bueno, me voy tranquilo, escuchando música. Además, en el subte no hace tanto frío", en lugar de empezar a maldecir durante más de veinte minutos, como generalmente hago en estos casos.
El único motivo al que pude atribuirle tanta tranquilidad y armonía fue que hacía media hora había terminado de practicar Chi Kung con más profundidad que de costumbre.


Si bien parte es en broma, los hechos son ciertos, y está bueno ver como algunos hechos de la práctica (tanto físicos como conceptuales) se van incorporando, al punto de surgir en distintas instancias y circunstancias incluso no marciales.

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