Friday, February 8, 2008

El futuro del wushu ¿En manos dignas?

Por Sifu Claudio Di Renzo
El wushu atraviesa en el comienzo del siglo 21, un momento de gran cambio y expansión. Al mismo tiempo que lo vemos consolidarse poco a poco como deporte para los Juegos Olímpicos, notamos que más gente conoce su existencia. Abundan los libros y videos sobre sus diferentes ramas y ejercicios, y aparecen día a día más y más páginas en Internet sobre esta disciplina.

Cabe preguntarnos entonces, si este fenómeno devendrá en algo positivo para el arte, o, por el contrario, contribuirá a su degeneración y decadencia. Hemos visto ya como otras artes marciales han bajado su nivel técnico estrepitosamente con la popularidad, y que el ansia de dinero de algunos dirigentes y maestros ha hecho que algunos sistemas se conviertan en pasatiempos divertidos totalmente carentes de la excelencia técnica que los caracterizaba en sus orígenes.

Bueno, usted podrá decir que esto no tiene por qué pasar necesariamente en el wushu, y que el hecho de que otros artes hayan decaído no indica imperiosamente que este proceso se vaya a dar en forma idéntica en el arte marcial chino del presente y futuro. OK. Podemos concordar en ello. Estamos simplemente evaluando situaciones y de ningún modo pretendo que se tome esta nota como un presagio del Apocalipsis.

De todos modos, creo que si se hace lo mismo que se hizo en otras artes que han decaído, hay un indicio al menos de que los resultados serán los mismos, y esta presunción no es en absoluto descabellada, sino que, por el contrario, tiene mucha lógica.

Veamos el caso del taekwondo. En su creación, fue un arte marcial de indudable efectividad combativa. Su técnica combinaba los mejores aspectos de las formas del karate do, y las excelentes técnicas de piernas del tae kyon. Los practicantes de taekwondo que tienen más de 20 años en el arte recuerdan con nostalgia lo efectivo que su arte fue en la época en que se dio a conocer al mundo occidental. La mayoría reconoce hoy (tal vez no públicamente) que el arte hoy es mas “light” y que la evaluación y desarrollo de los aspectos más marciales se ha dejado de lado, casi completamente.

Esto dicho con todo el respeto que me merece el taekwondo moderno, el cual es una disciplina que ha llevado a miles de jóvenes por el camino del deporte y la salud.

No podemos tampoco pensar ingenuamente que sólo el taekwondo ha sufrido estos cambios. Y dejamos el tema acá para hablar de lo que nos toca, el wushu.

Tradicionalmente el wushu es un arte marcial que se transmite de persona a persona, en dos formas diferentes. Una masificada, para todo el mundo, a cargo de los instructores en los gimnasios. Y otra personal, la que asegura la pureza del linaje, transmitida por el maestro mismo a sus discípulos y descendientes directos.

El primer tipo de enseñanza se ha mantenido siempre y digamos que aún hoy en día no ha sufrido grandes modificaciones. En oriente, se puede ver a la gente aprendiendo cualquier estilo de wushu en lugares públicos o, en menor medida, en institutos. Este tipo de enseñanza se caracteriza por ser menos personalizada y con menor corrección. Digamos que en este tipo de forma de aprendizaje, el alumno está a su propia merced. Sólo si pasa muchos años entrenando y demuestra un apego y dedicación altos, y fidelidad y lealtad a la escuela, será instruido por el maestro o los instructores principales en forma privada, y se le corregirán todos los detalles que pudiera necesitar, a fin de convertirlo en un continuador de la línea del sistema.

En este tipo de enseñanza, los cambios se ven en cuanto a la rigurosidad del entrenamiento. Hoy la práctica es menos intensa, las exigencias para pasar de un movimiento a otro han bajado, y generalmente un alumno aprende mucho del contenido del estilo en poco tiempo, con un grado aceptable de corrección.

Antiguamente, aprender un movimiento requería la total perfección en el movimiento o técnica precedente. Las posturas se mantenían durante mucho tiempo y se requería muchísimo esfuerzo y sufrimiento para aprender una forma entera. Esto aseguraba la calidad del alumno y del estilo.

Cuando comencé a practicar Taijiquan con el maestro Wang Tsing, yo ya tenía algo de experiencia en este estilo. Sin embargo, estuve un año practicando solo Lan Chia Wei y Dan Bien, la primera parte de la forma. Esto me hizo apreciar realmente la calidad por encima de la cantidad. Con el tiempo me tuve que obligar a aprender la forma completa, ya que no tenía ningún interés en agregar más problemas a los que ya tenía. Siempre aprecié como un gran regalo la rigurosidad con que el maestro Wang me enseñó su arte. Luego pude observar cómo, a medida que los alumnos se enrolaban, las exigencias caían y la enseñanza se hacía más accesible y cómoda.

Esto ha pasado en casi todas las escuelas de Kung Fu tanto en occidente como en China. Por cierto, en China aún se mantienen niveles de exigencia muy altos en muchas escuelas. Niveles de exigencia que resultan imposibles de igualar en la sociedad occidental, al menos en la enseñanza popular y abierta. ¿Cómo pretendemos entonces llegar al nivel que ostentan los maestros y alumnos de China? Por arte de magia esto no va a suceder, hay que buscar una solución urgentemente.



Segundo factor: El alumnado

No toda la responsabilidad recae en el profesor. El alumno actual también dista mucho del alumno de antaño. La vida se ha hecho más cómoda y el conocimiento más accesible. Los derechos civiles y sociales han invadido los wuguan, y hoy un alumno exige, solicita, da poco y pide mucho.

El alumno de hoy practica tres veces por semana, en clases grupales de una hora y media, y esto en el mejor de los casos. Sólo unos pocos sobresalen y entrenan fuera de hora. En general, no hay mucho que hacer por mantener un standard alto en alumnos que practican poco. Sin embargo, es nuestra obligación darles lo mejor que puedan llevarse, y lograr que aprendan lo más que puedan en el tiempo que disponen para el arte.

Por otro lado, en muchos casos, el continuo abuso del que han sido objeto los alumnos por sus anteriores profesores, hace que al llegar al guan no estén dispuestos a aceptar los rigores propios del entrenamiento y la disciplina que los puede llevar al éxito. Esto, en menor grado, crea una limitación más en algunos casos.

Esto se pone más grave si tomamos conciencia de que es en ellos, los actuales alumnos, en los cuales se apoyará la supervivencia del arte marcial chino en el futuro. Con la generación actual de alumnos, no veo un futuro muy diferente al presente de otras artes marciales, y no veo que sea posible evitar la degradación del arte, sin una acción inmediata y enérgica de parte de la generación actual de profesores y maestros.



Buscando una solución

Si bien uno puede responsabilizar a muchos de lo que está pasando, y puede trasladarle algunas culpas al alumnado, es evidente que el esfuerzo y el cambio tiene que surgir u originarse, a partir de los profesores.

Ellos son los que tienen la posibilidad, desde su posición de liderazgo y docencia, de predicar los preceptos y principios que harán que el arte marcial chino siga creciendo sin pervertirse.

Esto no significa que los alumnos no participen de este proceso. Todo lo contrario, los alumnos, o sea los practicantes, son los protagonistas del proceso en su integridad. De su esfuerzo depende el futuro del wushu. Pero sus esfuerzos deben ser guiados por los profesores, que son los que poseen el conocimiento.

9 comments:

Anonymous said...

Es un tema largo y da para hablarlo largo tiempo, por supuesto que no se pretende que todos los alumnos sean los continuadores de determinado estilo o maestro, pero que pasaría si ninguno de mis alumnos o discípulos el día de mañana enseña? Todo lo que durante años he aprendido y enseñado, se perdería?? El arte debe pasar a las generaciones siguientes, todos tienen el derecho de aprender...pero también es cierto que los tiempos han cambiado, y nadie puede exigir a un alumno que enseñe a la fuerza, porque no funcionaría...el que enseña tiene que estar muy preparado, y representar dignamente a su Maestro y sus enseñanzas( en todo sentido).

Hay otra realidad también hoy en día que difiere de antaño: antes se aprendía para sobrevivir kung fu, hoy por gusto , algunos por hobbie, otros para hacer actividad física, por esparcimiento, etc.....Entonces el Maestro tiene que saber distinguir a los distintos tipos de alumnos y enseñarles de acuerdo a eso...el que viene por esos motivos, es válido, es el 80% de la gente, y aprenderán muy bien, llegarán a niveles muy buenos y altos si ellos se lo proponen. El otro 20% buscan algo más, algo más profundo en el kung fu, llegar al máximo nivel posible, seguir a su Maestro en sus enseñanzas de arte marcial y de vida, formar una verdadera familia marcial.....esos alumnos recibirán todo el conocimiento, esos alumnos serán los DISCÍPULOS!!!!! Los que continúen el arte del maestro! Tendrán más conocimiento, pero más obligaciones, y no todos están dispuestos....

Da para charlar un montón!! Que siga!

saludos,

Sihing Martín Ugarte
Wugong Kung Fu Association
Director del Núcleo Belgrano

Anonymous said...

Que tal, muy buenos días a todos...
es difícil..ya que hoy en día el mundo actual nos impone muchas obligaciones que en la antigüedad no tenían los practicantes originarios..en mi caso particular, y la mayoría tenemos muy poco tiempo para poder dedicar al kung fu..
creo en lo personal, aunque puedo estar equivocado que el principio es dedicar lo que uno mas pueda.
Uno sabe si esta entrenando usando el tiempo que uno tiene.
Me cuesta mucho expresar la idea..pero dentro de las posibilidades preguntarse "estoy haciendo las cosas bien"?
obviamente hay gente que tiene mejor forma de armar sus horarios, y organizarse mejor..
pero la mayoría distamos de los practicantes originarios..que entrenaban de sol a sol...con un temple envidiable
es solo una opinión..
un saludo a todos...

Cordialmente
Alejandro Martín Heilbronn

Anonymous said...

Sihing, humildemente creo que la cuestión no solo pasa por las intenciones de los alumnos, qué los motiva, o que tanto lleguen a compenetrarse con el maestro/profesor.
Pongamos el caso de un alumno que luego de x cantidad de tiempo finalmente llega al cinto negro. Esta persona digamos que no tiene un nivel "excelso", o no es de los mejores cintos negros de la escuela; sin embargo se siente capacitado para enseñar, o tiene alma de docente, o lo que fuera.
¿En ese caso se le dice que dando clases va a pauperizar al KF o al nombre de la escuela y al maestro y se lo invita a enseñar pero sin el nombre de la escuela detrás?
Por supuesto no es mas que una inquietud, y no guarda relación ni con la escuela ni mucho menos, pero ¿como quedaría el KF con algunas camadas de profesores con estas características?
O sea, ¿donde esta el filtro, el que separa a quienes realmente están capacitados de quienes solo tiene buenas intenciones?
Y si, es un tema muy interesante y que en foros de AAMM lleva a laaaargas charlas... Donde por lo general no se ponen de acuerdo ni los sifus!
Saludos,

Mario.

Anonymous said...

SI YO FUERA UN VIEJO MAESTRO (viejo si, maestro no) DIRIA: SIGUE BUSCANDO MI AMIGO. TODO TIENE UN SENTIDO, AUN HAY GRANDES TESOROS ESCONDIDOS. EL DESAFIO SE ENCUENTRA EN QUE ESA PERSONA ,QUE BUSCAS ,GERMINE SE ELEVE Y TAL VES CONTINUE CON EL ESTILO. TIENES MILES DE SEMILLAS SOLO POCAS CRECERAN , SOLO ALGUNAS DARAN BROTES .Y CON SUERTE DOS O TRES DARAN FRUTO.
PARECE QUE ESE ES TU CAMINO.
JULIO.

Martín Lebuchorskyj said...

Es un tema que da para mucho. Mi opinión al respecto:
No todos tienen por qué tener el mismo interés ni buscar lo mismo en una actividad, ni tampoco con la misma intensidad.
Una de las cosas que me parecen loables del Núcleo (y cuando hablo del Núcleo, hablo al mismo tiempo del Sihing), es el esfuerzo de brindar este arte a todos los que se acercan para conocerlo y practicarlo. Quizás sería más sencillo dedicarse a cobrar una cuota y dejar que los alumnos se peguen un rato, o también crear un grupo pequeño, cerrado y selecto al cual dedicar el esfuerzo de enseñar (método que evita muchas frustraciones, y esto lo digo por experiencia propia: es muy frustrante cuando uno ve que todo el esfuerzo que uno pone, se diluye en una gran cantidad de gente que no brinda un compromiso recíproco, y que quizás tampoco tenga la obligación de hacerlo).
En mi opinión, este esfuerzo de hacer crecer en un nivel alto (el más alto posible) a aquellos que están dispuestos a hacer el esfuerzo, y al mismo tiempo dar lugar y tiempo a aquellos que buscan otra cosa, de una manera más liviana (porque tampoco tiene por qué ser necesariamente de otra manera) es un acto de total generosidad.
Hay algo que me queda muy claro en esta actividad como en cualquier otra: Cada uno elige hasta donde quiere dar. No creo en las limitaciones de tiempo sino en una elección. Porque a fin de cuentas, cuando uno quiere realmente algo, con la fuerza suficiente, busca y encuentra la forma de hacerlo. No creo que haya una elección correcta y una incorrecta, para mí son elecciones todas igualmente válidas.
Pero lo único que sí creo correcto es aceptar que es uno mismo quien elige y no el entorno o la situación. El problema es que esto también implica hacerse cargo de un montón de cosas, y hay pocos que estén dispuestos a hacerlo. En el Núcleo hay varias personas a las que su situación laboral/familiar podría convertirse en una excelente excusa para entrenar menos, y sin embargo uno los ve ahí, entrenando más duro que los demás.
No digo que haya que entrenar más fuerte. Lo que digo es que hay que dejar de utilizar excusas (la mayoría de las veces son excusas para uno mismo), y hacerse cargo de las elecciones; no por una cuestión de culpa, sino porque eso nos hace más concientes de nuestra libertad (y en definitiva, de nuestro potencial). A veces es esclavo quien no sabe que es libre.
Bueno, creo que ya me extendí demasiado.

Gracias Sihing por brindar tu arte y por este lugar que abre sus puertas
a todos.

Saludos.
Martín Lebuchorskyj.

Anonymous said...

… nadie juzga al que no va a entrenar, sólo que yo desde el lado del profesor, sólo puedo enseñar al que viene a practicar, por correo no puedo enseñar...Y yo ni pregunto por qué no vienen, al que está le enseño, al que no, no...jajaja
Cada uno va cuando puede, cuando sus actividades se lo permiten, o cuando quiere....obvio que recibirá de acuerdo a eso. Si un alumno va 1 vez por semana, no puede pretender alcanzar un gran nivel de kf, pero a lo mejor no le interesa, y es válido. Y quizás hay otro que va 4 veces en la semana, y sí quiere alcanzar un gran nivel físico y técnico, entonces yo les enseño a los 2 , pero de manera diferente, por eso a pesar que las clases son grupales, yo enseño en forma particular a cada uno, aunque la mayoría no se dé cuenta...eso es también kung fu tradicional!!!

saludos,

Sihing Martín Ugarte
Wugong Kung Fu Association
Director del Núcleo Belgrano.

Anonymous said...

Hola, la verdad es que el tema me parece muy interesante, de hecho antes de la clase se armo un lindo debate. Me parece que además de la cantidad de horas que uno le puede dedicar por semana a la práctica, es muy importante la calidad de práctica que uno hace en esas pocas o muchas horas. Creo que de nada sirve ir todos los días si durante la clase no me esfuerzo para dar lo máximo de mi. Si no escucho a los otros alumnos (tengamos en cuenta que todos somos alumnos, hasta el Sihing tiene un maestro) cuando me dan un consejo. La cantidad es importante pero también lo es como las aprovecho, y esto solo cada uno lo puede saber. Cada uno de nosotros sabe si cuando nos dicen "hagan posturas bajas" uno esta haciendo lo más bajo que puede o si esta "robando" un poquito o la fuerza con la que hacemos las formas. Es cierto que uno va a entrenar después de un día de trabajo/estudio y suele llegar a la clase un poco filtrado, pero creo que como nosotros estamos ahí porque queremos debemos tratar de hacer las cosas lo mejor posible y aprovechar que hay gente que sabe mas que nosotros y esta dispuesta a enseñarnos y escucharlos.
Espero que se entienda lo que quiero decir.

Saludos,
Hernan Rampoldi

Anonymous said...

Creo que está todo dicho como para que aporte algo nuevo. Coincido con Martin L en que en última instancia es una decisión personal (consciente o no, porque aunque no nos demos cuenta seguimos haciendo elecciones) de qué prioridad tiene cada cosa en la vida de uno, o mejor dicho en cada momento de la vida de uno, puesto que algunas prioridades pueden variar de acuerdo a la circunstancia personal (paternidad, estudio, sobreesfuerzo laboral, etc). Uno elige en todo momento qué prioriza, … Como él dijo, mientras cada uno esté consciente y satisfecho con su elección de prioridades, está todo bien. Si no es así, es momento de replantearse si lo que estamos haciendo es lo que realmente queremos, o al menos con ese orden de prioridades, o hace falta un cambio (todos conocemos ya la admirable historia de cómo Sihing dejó el ejercicio de dos -no una, sino dos- carreras importantes en el mundo corporativo, para dedicarse a lo que realmente le apasiona).

Habiendo dicho esto, quiero tomar un puntito que deslizó Hernán, como para disparar (creo yo) otro tema interesante: "la fuerza con la que hacemos las formas".
Me parece a mí que la ejecución de las formas no se basa en la fuerza, sino principalmente en la "energía" (emparentada con la "actitud"), la cual no necesariamente es siempre fuerte o dura, sino que por momentos es suave y grácil. Y otra cosa emparentada es la tendencia que muchos de nosotros tenemos, de querer ejecutar una forma a toda velocidad, sacrificando perfección técnica en el camino (quienes la tengan, que nunca fue mi caso :D).
Qué nos podés decir de esto Sihing? Cuál es la mejor manera de practicar / ejecutar las formas?

Gracias.
Abrazos.
Ariel Meter.

Anonymous said...

En mi opinión, es difícil lograr continuidad de una actividad de goce y disfrute, cuando la sociedad esta sumergida en una inestabilidad que abarca todos los aspectos (económico, social, laboral, emocional). Se corre todo el día y siempre hay mas para hacer, mas para estudiar, mas para trabajar, mas y mas para lograr encontrar tranquilidad y estabilidad.
Yo creo que todo esto genera mas caos ... pero bueno, este es un punto de vista. Hay casos excepcionales que logran manejar la situación y organizarse logrando en fin armonía.
Yo hoy me encuentro en Italia (por cuestiones personales) y les digo que acá se vive igual, con la misma ansia de no llegar a fin de mes, y muchos trabajan hasta tarde y también hasta los fines de semana, así que son pocos los privilegiados que logran realizar una actividad como la que realizamos nosotros.
Les hago otro comentario, el fin de semana tuve la oportunidad de estar en Alemania, pase por unos pueblitos y también por Munich y siendo una de las ciudades mas importantes de Alemania se vive con una paz y tranquilidad y orden que realmente es envidiable. La gente vive en paz, se huele ya desde que vas por los valles. Hay tiempo para todo y no hay preocupaciones por dinero ni por trabajo ni por nada y hay tiempo para el ocio.

Bueno, este es mi humilde aporte.
Saludos a todos con mucho cariño.

Fer.