Wednesday, October 8, 2008

El comienzo de nuestro Sihing

 Carlos Acebey (a quien ya vimos junto a nuestro Sihing) escribió esto en 2006, con motivo del viaje de Martín Ugarte a China.

Querida Lista:
                   No es mi deseo contar historias viejas o sabidas pero
por ésta tengo una particular debilidad.
Recuerdo a un adolescente con cara de estar recién asomándose al mundo que,
un fin de semana lluvioso, siendo el único asistente al gimnasio en que
trabajaba, miraba entre serie y serie de pesas (rutina que, además, yo le
habia dado) como realizaba unos ejercicios de Kung Fu.
Lo recuerdo preguntando qué era eso y a mi respondiendole "Kung Fu". Y
comencé a explicarle, poco a poco, de que se trataba. Y el jovencito
escuchaba. Y lo invité a practicar con Sifu Claudio al gimnasio de Helguera,
pensando cuánto tiempo duraría, si sería importante para él y su futura
vida.
¡Qué sorpresa me llevé al verlo entrar al gimnasio! Y realizar las primeras
técnicas, el primer ejercicio...y con "algo" que no sabría explicar,
comprendí que había caído una buena semilla en un terreno apto. Asi lo
senti.
Pude ver sus progresos y coincidir en tiempos de entrenamiento, de práctica
y observar como iba evolucionando. Llegó el día en que coincidimos en
nuestra graduación de Faja Negra, personalmente , motivo de doble alegría,
por la graduación y por coincidir con quien había llevado a practicar.
Pude ver, desde afuera por motivos profesionales y algún que otro
particular, como venía barajando la posibilidad de abrir su propio gimnasio,
que ventajas tendría, etc. Y por dentro pensaba ¿se animará?¿podrá
hacerlo?¿y si se le cae el sueño, su sueño de hacer "vida de Kung Fu?¿se
decepcionará? Es profesional, siempre tiene el respaldo de haber estudiado
pero ¿que pasaría con su Kung Fu?

Llegó el dia de la inauguración de su gimnasio (hoy Núcleo Belgrano), la
invitación, la alegría (sin contar las empanadas reglamentarias) nuevamente
doble de ver que aquel adolescente había llegado alto, alcanzado un sueño y
luchar para mantenerlo. Saber que fue y seguirá progresando, sin perder la
humildad, fundamental en la vida de este Arte, también me llenó de orgullo.
Ver como creció él y sus alumnos, también otra alegría.
Hace un tiempo, me llamó a casa para saber como andaba luego de mi operación
y me comentó (no lo pude ver pero sé que sus ojos le reian) que este fin de
año estaría en China.
Tuve que contener lágrimas de felicidad, una mano buena apretaba mi corazón
por la emoción. Le dije que si bien era algo que no descartaba aunque sea
como turista jubilado, sus ojos iban a ver China por los míos, sus pies
recorrerían China por los míos y eso era como si yo estuviese ahi con él y
en lugar de él.

Se que vas a llegar alto, Martín, muy alto y solo te deseo lo mejor para
vos, tu familia y tu núcleo, y vamos a esperar ansiosos tu regreso, el haber
llevado alto el nombre de la Escuela y nuestro Sifu. Y yo, orgulloso por
haber estado ese lluvioso fin de semana, matando el tiempo, practicando.
Un gran y fuerte abrazo de tu hermano mayor. Carlos.
Y...¡¡¡hasta la vuelta!!!

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