Friday, February 27, 2009

Carta abierta al Sifu - (24/11/2008)

Agradeciendo la gentileza de Mariano al invitarme a contribuir, incluyo la siguiente carta que le enviara de forma pública a nuestro Sifu con motivo de su graduación.
Ariel.-


24 de Noviembre de 2008.-

Querido Sifu,

No he podido firmarte una dedicatoria en el sobre rojo, por lo que opté por este medio.
Como te dije en persona, aún me cuesta -lo superaré seguramente muy pronto- llamarte "Sifu", más por la memoria física que asocia tu figura a la palabra "Sihing", que por l
as cualidades que la palabra "Sifu" representan -las cuales en tu caso no cuestan en absoluto vincular con tu persona. Puesto que el significado literal de "sifu" es "padre" además de "maestro", me parece oportuno indagar un poco en estas cualidades para entender por qué afirmo esto:

Un padre se ocupa de desarrollar su familia, de generar un clima propicio para esto y de fomentar los vínculos adecuados entre los hijos, con amabilidad, amor y pasión hacia sus valores y convicciones y hacia sus hijos, y con disciplina cuando la ocasión lo requiere.
Creo que el Núcleo Belgrano ya es reconocido dentro de nuestra escuela no solamente por la calidad técnica de varios de sus integrantes (inculcada y desarrollada -por supuesto- por nuestro Sifu) sino por el espíritu de grupo por él generado.

Un padre cultiva su comprensión y paciencia hacia sus hijos. Entiende que la realidad manda y que por más que deseara que todos ellos fueran cercanos al ideal, en realidad son como son. Comprende que si existe espacio para mayor exigencia, la aplicará con el fin de extender las posibilidades de cada uno, pero también comprendiendo las limitaciones, aceptándolas e igualmente intentando que florezca lo mejor en cada uno.
Prueba viviente de esta cualidad presente en nuestro Sifu es quien suscribe. Con mis limitaciones técnicas y restricciones horarias, he podido mantenerme en este camino del Kung Fu gracias a la
infinita paciencia de nuestro Sifu.

Un padre se constituye en guía de sus hijos. Les inculca valores, los aconseja, y les muestra el camino.
¡Qué desagradable me resulta cada vez que escucho a alguien referirse al Nucleo Belgrano como un "gimnasio"! Por más que la legislación así lo considere, me rehuso a equiparar nuestro ámbito (mejor dicho "el ámbito del Sifu") a un mero espacio en donde algún despersonalizado personaje de inflada anatomía se limite a recetarnos una "rutina" prefabricada. Cuántas cosas más a nivel "formación" de una persona acontecen a diario en nuestro Nucleo, y son encauzadas por nuestro Sifu, ya sea con una conversación personal, ya sea con una charla en clase, o bien con un correo.

Un padre se convierte en ejemplo a seguir y acreedor de la admiración de sus hijos.
En lo personal me resulta absolutamente digno de admiración el hecho de que, graduado de dos carreras prometedoras de un futuro auspicioso (y por sobre todo "seguro" -con todo lo que la palabra implica), nuestro Sifu haya decidido apartarlo para abocarse a su verdadera pasión y convertir su sueño de una vida dedicada al Kung Fu en realidad. Poseer una exquisita capacidad técnica y humana, iniciar su camino como profesor, abrir su propio Núcleo y hacerlo crecer gracias a sus méritos como el más importante de su escuela a nivel nacional, y por último convertirse en Sifu. ¿Hace falta decir algo más?

Es posible que para muchos alumnos nuevos o futuros, que la persona al frente de su clase sea llamado "Sihing" o "Sifu" no represente realmente mucha diferencia, en tanto sus clases satisfagan las expectativas del practicante. Sin embargo, habiendo tenido el privilegio de presenciar la ceremonia de graduación de Sihing para convertirse en Sifu, y conociendo el sentimiento de cada uno de sus alumnos por él, creo que el reconocimiento principal obtenido el Sábado es el de sus propios pares, invitándolo como uno más (¿uno más?) de ellos a la mesa, porque en lo que respecta a sus alumnos, en sus corazones siempre tuvo y tendrá las cualidades de un verdadero Sifu.

Retrotrayéndome a la emoción de la ceremonia de discipulado de nuestro Sifu ante su Sifu Claudio Di Renzo, sólo me queda el anhelo de algún día ser yo quien la tome frente a mi Sifu Martín Ugarte.

¡¡Los mejores deseos en esta nueva etapa, Sifu!!

Un abrazo,
Ariel


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